JOSE DE LA CRUZ AYALA (ALON)

DIARIO ULTIMA HORA - PARAGUAY

JOSÉ DE LA CRUZ AYALA (ALÓN) | Lunes, 01 de Junio de 2009
Un periodista que no le dio tregua al poder desde su oficio
En la segunda mitad del siglo XIX, los medios escritos comenzaron a pulular en Asunción, tras la debacle de la Guerra contra la Triple Alianza. Uno de los máximos exponentes de esos años fue el popular Alón.
Por Blas Brítez

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Probablemente, solamente dos figuras del periodismo paraguayo han pasado a formar parte del imaginario y del ideario común de la profesión sin haber superado siquiera la barrera de los 30 años. Esos periodistas, fallecidos prematuramente a los 26 y 29 años respectivamente, fueron Blas Garay y José de la Cruz Ayala.

Este último se hizo conocido por su seudónimo, Alón, con el cual firmó sus artículos en El Heraldo, a partir del 6 de mayo de 1884. Hay quienes especulan que el "nombre de guerra periodístico" le viene del sombrero de alas anchas que él utilizaba siempre y que dejó como marca registrada suya en la sociedad asuncena de la época.

CRÍTICA Y EXILIO. Alón nació en Mbuyapey, el 13 de setiembre de 1863. Ya en 1878 estaba instalado en Asunción, para estudiar en el Colegio Nacional. Tempranamente, este hombre nacido en un pueblo distante a más de 150 kilómetros de Asunción, en el departamento de Paraguarí, no tuvo inconvenientes de involucrarse decididamente en el periodismo en el recién fundado El Heraldo. La inestable (cuando no violenta) realidad política paraguaya no tardaría en pasarle factura por su audacia y arrojo en denunciar los malos manejos del poder público: ante reclamos suyos por la falta de publicación de los balances mensuales de la tesorería del Ministerio de Hacienda, nada más y nada menos que un decreto del presidente Bernardino Caballero lo cesó en su cargo de catedrático del Colegio Nacional. La otra consecuencia venía seguidamente: el destierro. Como muchos otros, fue a Buenos Aires, con intenciones de iniciar estudios de Derecho.

En 1886, el presidente Patricio Escobar dictó una ley de amnistía y los exiliados regresaron, entre ellos Alón, quien volvió al siguiente año. Pero no cejó en su empeño de demostrar que la tarea fundamental del periodismo es mirar críticamente lo que el poder hace con la "cosa pública". A raíz de un artículo durísimo contra el Gobierno por el asesinato del director de El Heraldo, Manuel Curuchet, fue deportado a Villa Hayes. Prefirió volver a la capital argentina, en donde fundó el Centro Paraguayo. A su nuevo regreso, fundó el Centro Democrático, junto con personalidades del pensamiento liberal paraguayo. Dirigió un tiempo El Imparcial, órgano del recientemente constituido Partido Liberal. Después trabajó en El Independiente. Si bien Alón comulgaba decididamente con las ideas liberales, no permaneció ciego a ciertas actitudes mezquinas de sus correligionarios y fue una constante conciencia crítica en el seno político.

FACETA POLÍTICA. En 1891 se candidató a diputado por su distrito electoral. Fue una nueva cruz en su vida: sus adversarios lo obligaron a vivir en la clandestinidad, desde donde enviaba "cartas" a La Democracia, una de ellas titulada "Desde el infierno", que daría nombre al conjunto de artículos compilados y editados por la Editorial Napa hace dos décadas.

Nuevamente, el exilio. Y tras el exilio, la muerte prematura. El 28 de enero de 1892 sucumbió a la fiebre tifoidea en la ciudad de Paraná, en Entre Ríos, Argentina. Medios de prensa como El Independiente y El Radical publicaron sendas semblanzas de un periodista ejemplar que murió antes de alcanzar las tres décadas de vida. Manuel Gondra y Manuel Domínguez fueron algunos de los que pusieron su pluma al servicio de su ejemplo.

Moría con Alón uno de esos hombres que conjugaron perfectamente las ideas con la acción. Uno de esos que, lastimosamente, siempre mueren jóvenes.

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